Y la naturaleza volvió a tomar el sitio que de manera temporal le habíamos quitado. Y siempre será así, por mucho que queramos. Y no deberíamos de querer tanto.

Los humanos se volvieron a acercar a los suyos, a los más cercanos, y se dieron cuenta que podían ser felices con poco. Que la felicidad está en no cuanto tienes, sino en que feliz estás con lo que tienes. Y sin querer el mundo se volvió más igualitario. La clave es que se vuelva así en igualdad de oportunidades, no en igualdad de resultados (pues esto es socialismo, o comunismo, la peor solución como la historia ha demostrado).

Aquellos con valores, religiosos, filosóficos, deportivos, espirituales, personales, resistieron el embate. La resiliencia y por qué no, Dios, bendijo.

El camino será largo, puede que más de lo que esperamos, y por eso hay que saber que es verdaderamente importante: Familia, amor, trabajo, salud, educación, esfuerzo, persistencia, trabajo en equipo, espíritu, y por qué no, también Dios.

Y cuando volvamos, volvamos como personas, no seres adictos al consumo, entendamos el mensaje de la naturaleza, respetémosla y ya no gastemos en bienes que no proveen riqueza, solo contaminación y dolor.

La superficialidad de la moda que no lleva a ningún sitio, de tener un mejor vehículo, de poseer una joyamás grande, una obra de arte de mayor valor. Debe cambiarse por tener un mejor YO. Con educación y valores.

También el mundo puede ignorar el mensaje que recibió y volver a como estaba antes, es una posibilidad, triste, pero puede intentarlo. Mi respuesta hacia aquellos que tengan dicha tentación, la trabajó el movimiento olímpico en su agenda Olímpica del 2020 antes de la crisis de la pandemia, pero muy adecuada al momento actual. “Change or be changed” (“Cambiar o ser cambiado”), Esperemos que esta vez el hombre, el ciudadano mundial, decidan aceptar el reto del cambio a mejor. Por su bien. Y porque sino, antes o después, como esta sucediendo ahora, la naturaleza lo hará por nosotros.